Todos los libros tienen clima y
termómetros para medirlo. Por todos pasan las estaciones con sus calores y
fríos. Los hay que están a la intemperie, tirados en medio del desierto. Los
hay repletos de hojas secas, sus árboles desnudos. Los hay que ven la lluvia y
no se mojan, en algún párrafo una ventana, en esa ventana un recorte sobre el
paisaje de mares o montañas. Los que hay que baten sus hojas como abanicos,
ventiladores, tifones. Los hay tiritante, quebradizos, derretibles con el puro
fuego de los ojos que los leen: aquellos que pretenden retratar al blanco de la
nieve en el blanco de la página, blanco sobre blanco. En esas bajas
temperaturas se mueve la presente antología.
miércoles, 18 de febrero de 2015
lunes, 16 de febrero de 2015
Águilas, nopales y serpientes
Muchas
águilas han volado por los cielos de México y todas tienen historias que
contar. Son aves rapaces, comen serpientes y culebras, protegen su territorio
de otras águilas invasoras y, cuando están listas, se aparean, hacen su nido y
esperan el nacimiento de sus aguiluchos. En este libro, las águilas son también
las protagonistas principales que recorren los distintos períodos de la
historia de México. Vuelan del presente al pasado y del pasado al presente.
Águilas, nopales y serpientes es un libro para toda la familia y, en especial,
para los niños lectores que desean saber más sobre el águila mexicana que se
posa sobre el nopal y devora largas serpientes de cabeza grande.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Caja Viajera
La ciudad sin nombre
José Luis Trueba Lara
En
la capital Mexica, un niño de once años está a punto de llegar a la vida adulta
cuando escucha que han llegado a los confines del imperio unos extraños,
hambrientos de oro y de poder. Poco después se da cuenta de que el mundo como
él conoce ha quedado en el pasado, junto con los sueños de un futuro sacerdote.
Una apasionante novela histórica narrada desde la
perspectiva de un niño que recrea el impacto que pudo haber causado la llegada
de los conquistadores a la gran Tenochtitlan.
La historia nos habla de un niño que acaba de
pasar a adulto, ya no era inocente pero a la vez no tenía ningún trabajo ni
utilidad, se sentía un “don nadie” y, por si no fuera poco, la llegada de los
conquistadores le causó mucha confusión, pues la vida a la que estaba
acostumbrado cambió por completo. Además descubrió que su pueblo era víctima
del odio de muchos otros pueblos.
Los
mexicas estaban en buena posición durante ésta guerra, sin embargo lo que trajeron consigo los conquistadores fue lo que provocó su
hundimiento.
Cosillas curiosas:
- Los mexicas comían diminutos chapulines con aguacate, las patas de las ranas que habían pescado en la laguna, los huevecillos de insectos y los gusanos de maguey.
- Su "tata" los castigaba haciéndolos oler humo de chile quemado
- Se lavaban los dientes con ceniza de tortilla
- Al mundo le llamaban “mundo de lágrimas”
- Tocar el suelo con un dedo era signo de respeto y los habitantes no debían ver el rostro de Moctezuma, su señor.
- Los mexicas describían a los conquistadores con “ojos claros como el cielo, pálidos como los muertos, tenían muchos pelos en la cara y eran más largos que ellos, aunque no eran gigantes. Algunos no sabían caminar y por eso se movían sobre grandes venados sin cuernos”.
También puedes checar el siguiente link para más información del libro:
¡Disfrútalo!
martes, 3 de febrero de 2015
Mamita Monstruo
Lia Zatz
Surilea
tiene dos hijas. Ella es una mamá que trabaja y que todos los días llega tarde
y fatigada a su casa. Pero siempre la espera el mismo recibimiento: sus dos
hijas se pelean por ella y por todo. Un día, Surilea
se convierte en un monstruo con dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas.
Ahora las niñas están felices pues lograron lo que siempre habían querido,
tener una mamá para cada una.
¡Descubre
cómo fue que sucedió!
Papá ha dejado de fumar
Bruno Heitz
El cuento narra la historia de dos niños que buscaban todas las maneras
posibles para que su papá dejara de fumar. Estos pegaban publicidad anti-tabaco por toda la
casa, se negaban a abrazarlo y pegaban símbolos de “área de no-fumadores” en el
hogar, entre otras. Sin embargo, por más que lo intentaban,
el padre no dejaba de fumar. Un sábado, mientras el padre corría su bicicleta,
comenzó a llover. Estas lluvias enfermaron con catarro al padre y encima de
eso, agarró un torticolis al subir las escaleras con la bicicleta. Estaba en
baja forma y el cigarrillo que fumó ese día le supo raro; lo apagó a la mitad y
decidió no fumar esa tarde. Al día siguiente no pudo conseguir cigarrillos y se
dio cuenta de que casi no había fumado durante ese fin de semana, así que
decidió aguantar también el lunes. Pero esa tarde no aguanto más. Encontró un
cigarrillo y lo fumó, sin embargo para su sorpresa, no lo encontró bueno.
Fue su último cigarrillo. Los niños estaban deseosos por saber cómo lo había
logrado. El padre les confesó que fue porque lo había decido EN SU CABEZA. ¡El
solo!
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